Otitis eritroceruminosas vs otitis supurativas ¿cómo diferenciarlas?
La mayor parte de las otitis externas agudas son resultas mediante fármacos polivalentes que incluyen glucocorticoides, antimicrobiano y antifúngico, así como agentes para limpiar el canal en caso necesario. Pero en realidad, una otitis por un agente patógeno es rara; normalmente obedecen a comensales como Staphylococcus y Malassezia o bien ambientales oportunistas como Pseudomonas. Asimismo, la mayoría de las infecciones son secundarias a una inflamación pre existente, cuerpos extraños, obstrucciones u otros problemas primarios. Por ello, si no se controla la inflamación desde el inicio entraremos en un círculo vicioso que conllevarán a alteraciones patológicas progresivas que harán inviable un tratamiento médico, teniendo que recurrir entonces a una intervención quirúrgica.
Clínicamente, las otitis se pueden clasificar como otitis eritroceruminosas y otitis supurativas. Pero, ¿cuál es la diferencia?
Realizar una citología es importante para confirmar así la presencia de células inflamatorias, bacterias (ya sean cocos o bacilos) o incluso Otodectes.
Es importante controlar cuatro factores en relación a las otitis como son: los factores predisponentes, las causas primarias, las causas secundarias y los factores perpetuantes. La mayor parte de las otitis responden a una combinación de estos factores, de modo que para un tratamiento eficaz a largo plazo se deben identificar cada uno de ellos.
Además, habrá que plantearse una terapia tópica o sistémica. La terapia tópica será escogida siempre que sea posible, ya que presentan una mayor concentración de los principios activos en el conducto auditivo externo. Así, el tratamiento sistémico se llevará a cabo cuando el tratamiento tópico no es posible, por ejemplo, en casos de estenosis o animales de difícil manejo, así como en casos de otitis media.
BIBLIOGRAFÍA