Veterinarios por el mundo – Justine

1 April 2020 -

Mi nombre es Justine y nací en los Estados Unidos pero viví la mayor parte de mi vida en España. Estudié medicina veterinaria en la UCM de Madrid. Tuve la oportunidad de trabajar en clínicas de pequeños animales en España, Austria y Portugal. También tuve la oportunidad de ser voluntaria con elefantes en Tailandia y Camboya, y en un proyecto de tortuga mordedora en los Estados Unidos.

Trabajar en estos diferentes países y entornos culturales fue una gran experiencia, pero a veces también supuso un gran desafío.

Uno de los mayores obstáculos al principio fue la barrera del idioma. Tuve que aprenderlo primero para luego tener la confianza suficiente para trabajar en él, ya que trataba directamente con los propietarios. Afortunadamente, siempre tuve mucha suerte con los colegas con los que trabajé en cada país. Todos, incluidos los clientes, generalmente estaban muy dispuestos a ayudarme si alguna vez había algún malentendido. Lógicamente esto lleva un poco de tiempo y muchas risas hasta que te sientes cómodo. Lo bueno de ser un veterinario es que al menos todos los animales hablan el mismo idioma. Así pues, un aspecto muy positivo de esta experiencia es que he aprendido varios idiomas que me han abierto otras puertas en el camino.

Aparte de eso, también tuve que familiarizarme con medicamentos o enfermedades diferentes o incluso tuve que acostumbrarme a la falta de ciertos medicamentos. También me pareció interesante presenciar las diferentes actitudes culturales hacia los animales que inevitablemente se reflejan en los cuidados veterinarios que los propietarios están dispuestos a pagar. Lo que encontré más enriquecedor no fue solo el intercambio cultural en sí, sino también el intercambio de conocimientos y aprender a hacer o ver las cosas desde diferentes perspectivas.

Después de más de 10 años en el extranjero, a veces me pregunto: ¿valió la pena? Absolutamente. Si me hubiera quedado en España, mi vida y mi carrera probablemente serían muy diferentes. Sin embargo, viajar me ha ayudado a crecer de manera extraordinaria. Ha enriquecido mi vida no solo como veterinario sino también a nivel personal. A través de estas experiencias aprendí a ser más creativa, a desarrollar mis habilidades para resolver problemas y a estar constantemente preparada para nuevos desafíos y aventuras. Así que definitivamente recomendaría a cualquiera que esté interesado en ir al extranjero, ¡que lo haga!