Calicivirus Felino, un virus cada vez más conocido

Calicivirus Felino, un virus cada vez más conocido

 

El calicivirus felino pertenece al género Verisivirus y se caracteriza por tener una capacidad antigénica y patógena muy alta. De hecho, los gatos pueden ser infectados secuencialmente por diferentes cepas con variantes grados de signos clínicos. El virus se localiza en las secreciones oculares, nasales y orales y se transmite por contacto directo con un gato infectado. Este virus es un componente fundamental del complejo de la “rinotraqueítis infecciosa felina” junto con el HVF y Bordetella spp. La vacunación proporciona protección contra la enfermedad que causa las cepas comunes (CVF-F9, CVF-225 y otros) pero no contra la infección crónica.

Se trata de un virus con genoma simple de ARN envuelto por una cápsida proteica que determina las diferencias entre cepas virales y se caracteriza por tener una gran capacidad de mutación, de manera que existe un gran número de cepas, siendo altamente contagioso y ampliamente extendido en la población felina. Cabe destacar que el perro tiene su propio calicivirus canino, genéticamente diferente al CVF, pero relacionado antigénicamente con los felinos, y hay evidencias epidemiológicas que sugieren una relación entre ambos.

Los signos clínicos asociados al CVF están limitados al tracto respiratorio superior y los más comunes son depresión y fiebre, rinitis, conjuntivitis, neumonía intersticial leve y, con menor frecuencia, poliartritis. La ulceración oral es la característica más prominente comenzando inicialmente por vesículas que se rompen provocando necrosis del epitelio con infiltración de neutrófilos, afectando a cualquier porción de la cavidad oral y con menor frecuencia al plano nasal.

Además, se ha descrito una forma inusual de dermatitis por CVF en dos gatas después de realizarles una ovariectomía. Estas gatas desarrollaron lesiones pustulares en el abdomen ventral 10 días post-cirugía y su diagnóstico histopatológico fue dermatitis panepidermal pustulosa y necrotizante, detectándose, inmunohistoquímicamente, antígenos de CVF en las secciones de la piel y pulmón.

Los signos clínicos compatibles con la infección por CVF son fundamentales para diagnosticar la enfermedad, pero debido a la existencia de gatos portadores asintomáticos, hay que interpretar con cautela cualquier resultado positivo, ya que existe una muy baja correlación entre la presencia del virus y los signos clínicos.

BIBLIOGRAFÍA

  • Radford A., Addie D., Lloret A., y col. (2008). Actualización clínica de la infección por calicivirus en gatos. 1ª ed. Merial Laboratorios S.A.
  • Muller H. W., Griffin E. C., L. Campbell, Karen. (2013). Viral, Rickettsial, and Protozoal skin diseases. Muller & Kirk’s small animal dermatology. 7th edition. Saint Luis. Elsevier. 7:343-358.
  • Unzeta C. B. (2013). Procesos digestivos felinos asociados a enfermedades infecciosas. XII Congreso de Especialidades Veterinarias AVEPA. Granada.